“Si Theodore Adorno se preguntaba cómo podía haber poesía después de la Shoa, nosotros nospreguntamos qué creación/crianza humana hace sentido, para quién, para qué, dónde y cómo.”
El planeta está ardiendo. Simbólica y literalmente. Estamos en un punto de ebullición con desenlace incierto, pero con pequeños estallidos sociales por acá y por allá y un poco de optimismo. Australia está en llamas ahora, igual que la cordillera chilena. Antes fueron el centro de África, la Chiquitanía boliviana, el Pantanal y la Amazonía en Brasil. Es la vida en el planeta, tal como la conocemos, lo que está en juego.
En el marco del “Primer ciclo cultural y artístico sobre el Antropoceno Urbano”, durante tres sábados de noviembre, algunas sensibilidades unidas por una alerta incendiaria ingeniamos una obra colectiva, un monumento para los habitantes no humanos del Jardín Botánico que recordase a las víctimas de los incendios en las selvas, bosques y pastizales que este año destruyeron hábitats y millones de vidas.
En el Jardín Botánico de Buenos Aires, en torno a un ejemplar del árbol Piptadenia excelsa, u Horco Cebil de las Yungas argentinas, propusimos una intervención armada para los no humanos habitantes del Jardín. Un acto de resarcimiento afectivo. ¿Qué obra podría dar cuenta del avasallamiento del monocultivo sobre las naturalezas silvestres del mundo? En este espacio controlado y diseñado, pensamos cómo honrar las vidas de esos seres que murieron por el avance demoledor del capital financiero y el “progreso”, que arrasa las vidas humanas y no humanas, formas de vida que no se ajustan a la sumisión y por ello son erradicadas para apropiarse por la fuerza de sus territorios y sacarles provecho monetario.
Una obra efímera, hecha de materiales orgánicos encontrados en el mismo Jardín Botánico y que los insectos y aves puedan aprovechar y dispersar, continuando el ciclo de la vida, sujeto a la contingencia o a la decisión no humana, a la voluntad incontrolable de la Naturaleza.
“Devolver la tierra a la tierra. Reunirnos para conmemorar, celebrar vidas, buscar acojo de la intemperie humana.”
Intervención realizada en el marco del ciclo artístico y cultural sobre el Antropoceno Urbano, después de la Primera Escuela Latino americana sobre el Antropoceno urbano. El taller fue congregado en el Jardín Botánico Carlos Thays de la ciudad de Buenos Aires, en 2019.
Coordinación del ciclo: Julie Le Gall, CNRS-CEMCA, Université de Lyon
Participantes del taller: Laura Borse, Bruno Del Giudice, Daniel Duhau, Julie Le Gall, Nahuel Martinez, Lucila Mazzacaro, Gabriela Messuti, Romina Orazi, Laura Palavecino, Alejandra Potocko y Candela Sotos. Coordinación: Pablo Méndez.