Manifiesto

La propuesta de la frase es más larga y dice algo así como:

“SI UN ÁRBOL CAE EN UN BOSQUE LEJANO, Y NINGÚN SER HUMANO SE ENCUENTRA ALLÍ… ¿HACE RUIDO AL CAER?”

Esta pregunta, problema o experimento, tomada por la ciencia y la filosofía, es una interpelación a los sentidos, los objetos, y la realidad. Cruza tiempos y fronteras y nos revela millones de respuestas posibles. Por ejemplo, al caer, se propagan vibraciones en la materia, y no se necesitaría de nadie en el momento para dar fe de ese sonido… ¿o será necesario, como se ha planteado desde David Hume, que exista un ser humano para que haya efectivamente “sonido” en caso un árbol cayese? ¿La realidad existe independientemente de la percepción humana?

La imagen de ese árbol cayendo puede ser muestra o expresión de algún problema de esos típicamente “verdes” que se pueden encontrar entre nuestras notas. Puede ilustrar uno de nuestros artículos, o esta presentación:

Un árbol que cae puede hacerlo por miles de motivos. A veces, como toda vida, mueren, se desploman y sirven de fuente vital a partir de sus troncos y ramas.


La pregunta nos lleva a un nuevo camino de complejidad. Así, 
“Si un árbol cae” no sólo permite reflexionar o ejercitar la mente, la introspección o la construcción de uno mismo, se trata de una pregunta de la humanidad y ética: de ese bosque o hábitat fundamental del que vivimos nosotros y otras especies, con las cuales con-vivimos. La reformulación del músico y activista canadiense Bruce Cockburn, en su álbum Big Circumstance (1988), denunciando la deforestación global, refleja un poco mejor este sentido: “Si un árbol cae, ¿alguien lo escucha? / ¿Alguien escucha caer al bosque?” ¿Quién escucha, se da cuenta, o -mejor dicho- a alguien le importa? Imaginemos que nadie puede escuchar ese sonido al golpear el suelo, porque decimos que la realidad es sólo lo que vemos y oímos en el momento, lo que efectivamente podemos apreciar, tocar, sentir.

Quizás, en ese pasaje de la idea abstracta a la vida material, la delicadeza de la interdependencia entre naturaleza y sociedad.

Esta revista busca reflejar, en su contenido, sonidos que caen, no solo para los humanos, sino para toda la comunidad de voces que también forman parte de nosotres.

Un ser humano puede no estar presente en ese bosque, pero millones de otras especies, para las cuales ese acto de caída se incluye en su ciclo de vida y muerte. Y eso ya es suficiente para implicarnos.

Florestanía” hace referencia a un tipo de meta-ciudadanía ecológica, y proviene de la combinación del término portugués “floresta” (selva) y ciudadanía, con origen en la unión de activistas ambientales, periodistas y políticos del estado de Acre, en la Amazonia brasileña. Este término nos resulta inspirador, ya que las ideas de meta-ciudadanías implican una crítica a ideas clave de la modernidad, como los dualismos jerárquicos Sociedad / Naturaleza, Varón / Mujeres, Hombre / Animal, que nos interesan repensar y discutir. Queremos acercarnos a esa íntima asociación entre contexto ecológico y las prácticas sociales: uno no es posible sin el otro.

Los contenidos de este sitio involucran a individuos que comparten historias e identidades, y dan forma a una definición de la comunidad política inseparable del reconocimiento de su ambiente. Lograr la plena producción, cuidado y reproducción de la vida depende de una evocación ética de la relación con otros semejantes, otras especies y los ecosistemas. En otras palabras, la inclusión de un “otro” “Naturaleza” obliga a redefiniciones sustantivas acerca de la ciudadanía para incorporar lo no-humano.

Al entender al territorio en un sentido amplio, tanto en sus aspectos ecológicos como en las expresiones culturales de quienes lo ocupan y delimitan, pretendemos plantear siempre las interconexiones: estamos convencidos de que es el camino para cuestionar también las formas de relacionarnos entre nosotros mismos. Así, y como una posible respuesta a Si un árbol cae…, es que tratamos de dar cuenta de todas las representaciones sobre esa pregunta, a sabiendas que múltiples interpretaciones, símbolos y significados se le atribuyen a esa caída, a las relaciones sociales, a otras especies animales y vegetales, a la totalidad del mundo.