AUSTRALIA EN LLAMAS. EL LÍMITE DEL IMAGINARIO NEOLIBERAL DE LA BUENA VIDA

Australia arde como nunca. Millones de animales muertos y miles de refugiados climáticos. El límite del abuso del planeta no será ignorado.

Un billón de animales muertos. 

Más de 250 millones de toneladas de CO2 emitidas

6 millones de hectáreas perdidas

23 muertos humanes (hasta ahora).

Miles de evacuados.

Temperaturas récord alcanzando los 50°C.

¿Así se ve el fin del mundo?

Australia está en llamas hace cuatro meses. Las imágenes conmocionan, no hay palabras para describir el horror y mucho menos, el sufrimiento de millones de seres que están siendo calcinados en este momento. Cómo se llega al apocalipsis. El país en el que muchos se miran y admiran, ¿se habrá convertido ahora en el límite del deseo de la “buena vida” neoliberal? ¿Quién se esperaba que los refugiados climáticos en la tapa de todos los diarios principales del mundo fueran los del primero?

El mes pasado las temperaturas rompieron un récord histórico con 48 grados registrados en Oodnadatta y Port Augusta, con un promedio de 41.9 grados para el resto del país. Se esperan que lleguen a los 50°, e incluso los superen, ya que el verano recién comienza. Y es estación seca.

Australia, con sus canguros y koalas, sus playas, surfers y un alimentado imaginario de vida soñada, desapareciendo bajo sus propias premisas. Este país en llamas nos muestra, de la forma más cruel -que es la realidad constante de una gran mayoría de seres vivos en este planeta- lo que por tanto tiempo, los privilegiados, se obstinaron en negar. La acción mercantil y tecnológica, inmersa en la lógica del progreso, no puede discernir los límites en su paso. La resistencia, los frenos a su voracidad se conocen “ex post”, luego de atravesado el umbral. Un escabroso juego para ver cuánto soporta nuestro planeta.

De más está decir que necesitamos un radical cambio en el vínculo entre humanes y humanes, entre humanes y la Naturaleza que nos sostiene pero de la que somos parte constitutiva. Cuando los gobiernos persisten en negar la crisis climática, cuando de los presupuestos se recortan los fondos para prevención y mitigación, parece aún más lejano incluso la posibilidad de generar un vuelco en toda esta vorágine. Los frentes de lucha se amplían y los fines de la política pública inmediata tienen que alimentarse de esa urgencia.

Adiós a miles de especies únicas

Aproximadamente el 87% de la fauna de Australia son especies endémicas, muchas especies de animales y vegetales existen sólo en pequeños parches de la isla y están siendo arrasados por los incendios.

Científicos ya creen que un tercio de los Koalas de New South Wales murieron por no poder escapar del fuego. Pero especies menos conocidas como el bandicoot y el potoroo de patas largas, también originarios de esa región, podrían perder sus poblaciones ya que es la zona más afectada.

Los fuegos fueron tan intensos esta temporada que consumieron áreas secas y humedales por igual, por lo que los animales no encuentran lugares a donde huir. Según el investigador Jim Radford de la Universidad de Melbourne, nunca se habían visto fuegos como estos y lo peor es que si algunos animales logran escapar no encontrarán hábitats para repoblar.

Focas y colonias de pingüinos de la Isla Kanguro están bajo riesgo por los incendios fuera de control. Peces y ranas donde las cenizas cubren las aguas es probable que no sobrevivan y llevará décadas para que algunas especies de árboles vuelvan a producir el néctar que alimenta murciélagos como los zorros voladores que dependen de ellos. Algunas poblaciones de especies fueron eliminadas por completo por los fuegos. “Es un armagedón ecológico” declaró Radford.

Estos fuegos excepcionales están arrasando bosques y ecosistemas enteros, borrando del mapa los hábitats de miles de especies. Algunas no salen en las fotos pero son la fuente de alimentación de aves y reptiles, como los insectos. También destruyen los bancos de semillas que luego permiten la recomposición de la vegetación. A escala ecológica, el daño es aún imposible de calcular, pero los expertos temen que sea mucho más que lo imaginado.

Una gran mina de carbón que finalmente estalló

Australia ha eludido deliberadamente los acuerdos internacionales sobre mitigación del cambio climático y durante la reciente Cumbre del Clima (COP25) en Madrid, fue uno de los países que ayudó a bloquear el acuerdo para una acción “más fuerte” contra el cambio climático.

El primer ministro australiano, el conservador Scott Morrison, aseguró recientemente que no había “evidencia científica” que conectara la oleada de incendios con la crisis climática global. Un verdadero visionario. Durante el desastre estuvo de vacaciones a Hawai. Cuando volvió y se dignó a visitar algunos lugares afectados lo recibieron con insultos. No podía ser de otra manera.

Por otro lado, su principal opositor, el líder laborista Anthony Albanese, no fue mucho más sutil. Anduvo de visita por las minas de carbón promocionando la exportación en plena crisis de incendios a mediados de diciembre. Por ahí no sería una lástima que se extinguieran estos nefastos burócratas.

En Nueva Gales del Sur hay casi 100 focos activos de incendios, y casi la mitad están fuera de control.  Una franja del mar de Tasmania a lo largo de la costa oriental de la isla ya está a punto de alcanzar los 2°C de calentamiento promedio.

En 2014, el gobierno australiano derogó el impuesto al carbono y aprobó la descarga en la Gran Barrera de Coral de residuos de dragado de la ampliación de un puerto de exportación de carbón. En 2013 abolió el Ministerio de Ciencia, la Autoridad del Cambio Climático y la Comisión del Clima. Según el primer ministro estaban tomando medidas para reducir las emisiones; los datos de la realidad y los estudios científicos lo desmienten.

Entre enero y noviembre de 2019 ardieron el Amazonas, Indonesia, Australia y hasta el Círculo Ártico. Se liberaron 6.735 megatones de dióxido de carbono según el Servicio de Monitoreo Atmosférico Copérnico (CAMS).

Animales no conocen de límites políticos ni de enrejados ni alambrados para delimitar propiedades privadas. Los límites parecen verse sólo cuando sucede la muerte.

Un espacio colectivo de difusión, reflexión y debate.

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